miércoles, 7 de marzo de 2012

historia de la moda parte 4.

Romanticismo.Mediados del siglo XIX:

En la década de 1840, el color es el principal protagonista, aunque no es hasta finales de 1850 cuando se empiezan a utilizar los colores sintéticos. Hasta entonces solo se usaban pigmentos orgánicos e inorgánicos. A pesar de ello en esta década proliferan los colores muy vivos junto con los estampados, cuadros y rallas.
Los amplios cuellos y pelerinas caen en desuso, cediendo protagonismo a unos hombros cada vez más caidos y a unas mangas cada vez más ajustadas, al contrario que las faldas, que cada vez son más ahuecadas creandose para ello la crinolina, una especie de miriñaque, inspirado en los que se usaban en el siglo XVIII, pero esta vez de forma redonda. Este miriñaque se fabricaba con aros de acero flexible, que se sujetaban unos a otros a través de cintas o cosidos a una enagua confeccionada con tela de lienzo. El largo de las faldas llega nuevamente hasta el suelo.
Aunque estaban de moda los colores vivos, el aspecto de la mujer adquiere cada vez una imagen más recatada, usandose para salir a la calle unas capas cortas incluso en verano, y los consabidos sombreros de casquete cuya visera se va moderando poco a poco y ajustándose a la cara. El vestido era de una sola pieza y solía ir abrochado en la espalda con cordones y ojales; más tarde, a partir de 1845, se impuso una moda más práctica, y la falda y el cuerpo se confeccionaban por separado.
1850 El romanticismo.
En la década de los 50, en plena era romántica, la estética femenina adquiere su forma más delicada y sublime. Los trajes de noche de pálidos tonos y amplios escotes y los tonos oscuros y cuellos cerrados de los vestidos de dia, contrastan en una mezcolanza de recato y exibición.

Los rostros femeninos muy pálidos, como de porcelana, se consiguen a fuerza de usar incluso maquillajes con sustáncias toxicas que blanqueaban la piel.

El corset ciñe cada vez más la cintura, consiguiendo con esto el famoso "talle de avispa", que se ve incrementado gracias al vuelo casi imposible de las faldas, que aparecen enormes, sobre todo en los trajes de noche. Las mangas son largas y ajustadas hasta el codo, a partir del mismo se ensanchan dando pie a la llamada "manga pagoda". En los vestidos de noche la manga suele ser diminuta y muy rizada.

Debajo de la crinolina, las damas llevaban unos pantalones largos hasta los tobillos, estos solian ser de algodón blanco o franela y se adornaban con multitud de alforzas, vainicas, entredoses y bordados con pasacintas de seda.
Durante el dia se estilaban los tejidos deribados del algodón y la lana en tonalidades más bién oscuras, como el verde, el marrón, el violeta o el púrpura. Siguieron siendo populares las rayas y cuadros, así como las zarazas estampadas de flores. Para la calle estaban de moda las chaquetas cortas, que se llevaban ajustadas al cuerpo y abrochadas de arriba a abajo. Los sombreros seguian siendo como no, las capotas de tela endurecida o de paja, adornadas con cintas, encajes y flores, sobretodo en su cara interna, la cual enmarcaba el óvalo del rostro entre volantes de encaje y flores de seda. Se sujetaban con cintas de satén muy anchas y anudadas bajo la barbilla.

Los zapatos seguian siendo zapatillas muy planas.

Para la confección de los vestidos de noche, se preferian las tonalidades pastel en telas como la seda, el raso, el moiré o el tul, que se inventó entonces. Los escotes eran amplísimos en forma de barco y con un pequeño entrante a la altura del pecho en forma de corazón. Solian ir adornados de plisados bién de la misma tela o adornados con encajes, cintas y flores. Hacia 1860 las faldas eran tan grandes, que dos mujeres no podian sentarse juntas en un mismo sofá.
También se pusieron de moda los trajes de encaje, aunque solo los podian llevar las damas muy ricas, pues eran piezas carísimas. Estos encajes solian ser de Chantilly o Alençón y estaban confeccionados con tul bordado a mano. Un célebre vestido de encaje, fue el que lució la Emperatríz Eugenia de Francia para la Exposición Universal de París de 1867, donde 40 mujeres trabajaron durante 7 años.

A partir de esta década se establece definitivamente el color blanco para los vestidos de novia, como símbolo de pureza y virginidad.

El peinado de moda era con raya en medio y moño con bucles, o rodetes muy bajos acompañados de trenzas a los lados. Dentro de casa, las mujeres casadas usaban papalinas de encaje adornadas con cintas y flores. La convención del luto mantuvo a familias enteras vestidas de negro durante largos períodos.

1 comentario:

  1. es el mejor blog que he visto en mi vida gracias por hacerlo eres la mejor

    pd:no te lo creas es para quedar bien

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